Solitaria en la pampa, desolada,
la noche en sus dinteles ha crecido
y en el muro desierto y carcomido
murió la enredadera deshojada.
sólo queda una puerta desquiciada
abriendo paso al tiempo que ha venido
demoliendo uno a uno, sin ruido
los pasos de la vida. La enramada
Quedamente calló su gritería,
sol y arena arrastrando lejanía
escarmenan el suelo polvoriento.
y congregados al gemir del viento
el murciélago negro y un graznido
rasgan las telarañas del olvido.
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